EN UNA ESCUELA DE LA SELVA DE CHIAPAS
Los 38 alumnos de un escuela rural logran el mejor promedio académico del país que está ubicada en una comunidad de 300 habitantes, considerada de 'alta marginalidad'.
Son alumnos de la escuela 'Francisco Villa' de San Juan Panamá (Chiapas). MÉXICO.
Bueno, aunque hoy tampoco llegaron los desayunos, así que ni los frijoles, ni las tortillas, ni las latas de atún que regala el gobierno pues llegaron a la mesa, así que varios alumnos ocupan su pupitre de madera con su estómago vacío. Sin embargo, ellos no fallan. Son decenas de cuerpecitos morenos, que van surgiendo entre el verde de la selva, minutos antes de las ocho de la mañana. Aunque sus zapatos estén manchados de barro, ellos van impecablemente peinados e impolutamente vestidos, aunque con ropas desgastadas, descienden de la sierra dejando atrás la espesura hasta ocupar sus sitios, no sin antes dar los buenos días al maestro, inclinando ligeramente la cabeza a la entrada.Todo hace difícil creer que ellos, "sean los mejores alumnos de México". Así lo demostró el examen Nacional (ENLACE) realizado por el Ministerio de Educación y al que fueron sometidos 85.000 escuelas públicas y privadas del país. Los resultados, conocidos en septiembre, demostraron que, con un promedio superior al 8.5, en lo alto de la Sierra Madre de Chiapas, está la mejor escuela de primaria del país.
Detrás de ellos, en el ranking nacional, se sitúan prestigiosos y caros colegios de Monterrey, Ciudad de México y Guadalajara, con enseñanza bilingüe y con conexión inalámbrica a Internet.
Esta humilde escuela 'Francisco Villa' de San Juan Panamá, está ubicada a tres horas de Escuintla, cabecera municipal, y a cinco de la ciudad de Tapachula, cerca de la frontera con Guatemala. Para llegar a San Juan Panamá, hay que pagar mucho más de lo habitual, porque solo algunos aventureros conductores son los que se atreven a meter su camioneta de doble tracción a lo largo de tres horas de escarpada subida por la montaña.
Una aldea de 'alta' marginalidad
A 1.700 metros de altura, conviviendo con los desfiladeros, las nubes, los cafetales y un verde apabullante de gran la frondosidad. Aunque ya hace tiempo que quedó inservible el único acceso a esta comunidad de 300 habitantes, considerada de 'alta marginalidad' por las cifras oficiales.
Sin embargo, a pesar de sus carencias y endebles codiciones, pues de su pequeña escuela han salido, los mejores resultados académicos del país, de entre más de ocho millones de alumnos examinados, sorprendiendo a todos y dando de paso, un gran bofetón, a un modelo que apuesta por la educación informatizada e interactiva.
Aprovechando la distinción, los 38 niños olvidan su vergüenza, y gritan por fin, todo aquello que les gustaría tener, ahora que han sido reconocidos como los más aplicados del país. "computadoras", "lápices nuevos", "cuadernos", "un parque de juegos"... "¡Un gato!", grita el más pequeño. La paz llega cuando el maestro Miguel pide silencio: "Se me callan y vuelven a su sitio, por favor".
En la clase de Miguel Rincón, artífice de este milagro, conviven diariamente tres cursos diferentes de 9, 10 y 11 años, pero agrupados en una misma aula. Antes que él, Miguel Emigdio es el profesor más recordado porque cuando nadie se lo pedía, decidió ampliar las clases por las tardes, elevando considerablemente el nivel de los 'chamacos'.
"Aquí no hay maquinitas, ni consolas, ni cosas de esas...así que es más fácil convencerles para que vengan a clase" señala Rincón. Pero aunque las hubiera, en San Juan Panamá sería muy difícil jugar a la 'Play Station', porque desde hace cinco días tampoco hay electricidad.
El orgullo de los padres
"Estamos muy contentos porque nuestros hijos están poniendo en alto a todo Chiapas" asegura Hipólito Gómez, un orgulloso padre que apenas sabe leer pero que aprovecha para reclamar un camino asfaltado "que no nos vuelva a aislar durante la época de lluvia".
Pensando más en su hijo, que en su pueblo, su esposa insiste en pedir más becas para los niños. Y es que el caso de su hijo Robelsi Obed, es uno de los más destacados. Con 11 años y una media de 9’5 durante el examen nacional, Robelsi obtuvo la calificación más alta de la escuela y una de las más elevadas del país en Lengua española y Matemáticas.
Su familia vive de los seis sacos de café anuales que da la pequeña 'milpa' (terreno) que tienen junto a su casa y para compensar las carencias, recibe una ayuda mensual del gobierno de 150 pesos "para animarle a continuar sus estudios".
Con estimulo oficial o sin él, el destino de la mayoría de estos alumnos parece estar, sin embargo, en la emigración a los EEUU, tal y como llevan ocurriendo desde hace varias generaciones en San Juan Panamá. Ajenos a su destino, en el interior del aula, 38 voces repiten al unísono y sin error las capas geológicas que conforman la corteza terrestre. Aunque hoy no hubo el desayuno que el Gobierno ha prometido, pues sí que reconocerá el esfuerzo enviando una partida de uniformes escolares.
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