La fuente de la eterna juventud, en un plato pequeño
La tan buscada fuente de la "eterna juventud" quizá se encuentre justo, delante de su mesa.
Actualizado miércoles 12/04/2006
En un estudio estadounidense, se ha demostrado que tomar menos calorías, aumenta ciertos marcadores relacionados con un efecto antienvejecimiento. Aunque se precisan más investigaciones, antes de afirmar que la clave para vivir más años, se esconde en un plato más pequeño de comida, los expertos afirman que este trabajo aporta una primera prueba.
En las últimas dos décadas se han realizado numerosos estudios en animales, que han mostrado que una dieta baja en calorías, ofrece un efecto beneficioso a largo plazo. Sin embargo, ningún trabajo había podido demostrar estos resultados en humanos, más es algo que ha conseguido el equipo de la doctora Leonie Heilbronn de la Universidad de Lousiana (EEUU).
Durante seis meses, 48 voluntarios sanos con sobrepeso fueron asignados a cuatro tipos de alimentación: el grupo control tomó una dieta diseñada para mantener el peso de cada participante, la comida del segundo fue variada pero con un 25% menos de calorías; otro grupo disminuyó su ingesta energética en un 12,5% y aumentó su nivel de ejercicio para quemar un 12,5% de calorías; el cuarto grupo se sometió a una dieta extrema de 890 calorías al día (menos de la mitad de lo que la mayoría de adultos necesitan) durante dos o tres meses hasta perder un 15% de su peso y luego varió su comida para mantener su peso.
Al finalizar el estudio, publicado en el 'Journal of American Medical Association', todos los participantes habían perdido peso. Las reducciones iban del 1% en el grupo control al 13,9% en los voluntarios que habían tomado la dieta más restrictiva. Sólo en estos últimos y en el grupo que había realizado ejercicio y dieta baja en calorías, se observó una disminución del nivel de insulina y de la temperatura corporal.
Esos dos factores están relacionados con un efecto antienvejecimiento. En estudios previos se han encontrado estos dos marcadores en personas que han vivido mucho tiempo. Además, en este trabajo, también se ha detectado que las personas, con una dieta baja en calorías, presentan un descenso en las hormonas tiroideas y daño de su ADN.
Muchos expertos piensan un factor importante en el envejecimiento es el daño del ADN originado por los radicales libres, moléculas altamente reactivas que contienen oxígeno y que se producen durante el metabolismo normal. Al comer menos, se disminuye el metabolismo y se generan menos radicales libres.
"La hipótesis de estrés oxidativo, y el envejecimiento, es una de las explicaciones más aceptadas en la actualidad para explicar cómo el envejecimiento se produce a nivel bioquímico y celular [...] El estudio de Heilbronn y sus colaboradores es el primero en mostrar un significativo declive en el daño de ADN como respuesta a la restricción calórica en humanos", afirma el doctor Luigi Fontana del Centro de Nutrición Humana de la Universidad de Washington (EEUU).
En las últimas dos décadas se han realizado numerosos estudios en animales, que han mostrado que una dieta baja en calorías, ofrece un efecto beneficioso a largo plazo. Sin embargo, ningún trabajo había podido demostrar estos resultados en humanos, más es algo que ha conseguido el equipo de la doctora Leonie Heilbronn de la Universidad de Lousiana (EEUU).
Durante seis meses, 48 voluntarios sanos con sobrepeso fueron asignados a cuatro tipos de alimentación: el grupo control tomó una dieta diseñada para mantener el peso de cada participante, la comida del segundo fue variada pero con un 25% menos de calorías; otro grupo disminuyó su ingesta energética en un 12,5% y aumentó su nivel de ejercicio para quemar un 12,5% de calorías; el cuarto grupo se sometió a una dieta extrema de 890 calorías al día (menos de la mitad de lo que la mayoría de adultos necesitan) durante dos o tres meses hasta perder un 15% de su peso y luego varió su comida para mantener su peso.
Al finalizar el estudio, publicado en el 'Journal of American Medical Association', todos los participantes habían perdido peso. Las reducciones iban del 1% en el grupo control al 13,9% en los voluntarios que habían tomado la dieta más restrictiva. Sólo en estos últimos y en el grupo que había realizado ejercicio y dieta baja en calorías, se observó una disminución del nivel de insulina y de la temperatura corporal.
Esos dos factores están relacionados con un efecto antienvejecimiento. En estudios previos se han encontrado estos dos marcadores en personas que han vivido mucho tiempo. Además, en este trabajo, también se ha detectado que las personas, con una dieta baja en calorías, presentan un descenso en las hormonas tiroideas y daño de su ADN.
Muchos expertos piensan un factor importante en el envejecimiento es el daño del ADN originado por los radicales libres, moléculas altamente reactivas que contienen oxígeno y que se producen durante el metabolismo normal. Al comer menos, se disminuye el metabolismo y se generan menos radicales libres.
"La hipótesis de estrés oxidativo, y el envejecimiento, es una de las explicaciones más aceptadas en la actualidad para explicar cómo el envejecimiento se produce a nivel bioquímico y celular [...] El estudio de Heilbronn y sus colaboradores es el primero en mostrar un significativo declive en el daño de ADN como respuesta a la restricción calórica en humanos", afirma el doctor Luigi Fontana del Centro de Nutrición Humana de la Universidad de Washington (EEUU).
Estos autores, consideran que son necesarios más estudios con un mayor número de participantes, y mayor tiempo de seguimiento, para confirmar estos resultados. "Futuros estudios podrían ayudar a comprender éstos y otros mecanismos que controlan la longevidad, a entender cómo la edad afecta a un gran número de enfermedades crónicas, y a ayudar a mejorar la calidad de vida en la vejez", concluye.
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