septiembre 01, 2008

LA DESERTIFICACIÓN (EROSIÓN) DE LOS SUELOS


El 37% de la superficie de España, se encuentra en riesgo de convertirse en desierto.

Actualizado lunes 01/09/2008 02:25 Gustavo Catalán Deus, MADRID.-
España estrena, tras 14 años de retrasos, su primer Programa de Acción Nacional, de "Lucha contra la Desertificación". La estrategia contra este secular mal de esos suelos, reconoce que un 37% de la superficie del España, tiene riesgos muy altos, altos y medios de erosionarse para siempre. España, tiene abierta la puerta a un fenómeno muy adverso que bien podría llamarse 'saharización'.

Se cuela el desierto, pero las medidas que se aplican, son a cuentagotas, y sin dotación presupuestaria adecuada. Aunque el programa (publicado en el Boletín Oficial Español, el pasado día 26 de agosto), detalla la mayoría de los problemas, y la manera de atajarlos, más se olvida de uno bien importante: la pérdida del suelo fértil, que es provocada por el desarrollo urbanístico y las infraestructuras, según han denunciado “Ecologistas en Acción”.

La magnitud de la 'africanización' es inmensa, como reconoce la estrategia y todos los actores que han trabajado por sacar adelante este documento, que debía haberse aprobado, tras la adhesión de España al "Convenio de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación", vigente desde 1994.

Dificultad ésta que se ve incrementada por el cambio climático, la subida de las temperaturas y el tener un menor régimen de lluvias. España es uno de los países de la Unión Europea más afectados, junto a Grecia e Italia. La pérdida media de suelo fértil era en 2001 de 17 toneladas por hectárea/año. Una simple multiplicación da idea de la dimensión de la erosión: 67 millones de toneladas caen cada año por los barrancos y fluyen por los ríos para terminar en el mar o en el fondo de los embalses (todavía peor). Una fila de camiones de 25 toneladas necesarios para transportar, tantos recursos, en forma de suelo, le daría la vuelta al mundo 1.5 veces y ello se ha incrementado un 8%, desde el 2001.

En la estación experimental, en Lamaja, Huesca, España, la pérdida de suelo registrada ha sido de 752 toneladas por hectárea/año. Si se pudiera ver a cámara lenta, se entendería mejor lo que ocurre cuando millones de gotas de agua, impactan contra el suelo desnudo: la tierra salta dos metros en la horizontal y uno en la vertical; varios kilos de tierra, se movilizan en cada metro cuadrado. Si no hay raíces o plantas, pues esta tierra, cae ladera abajo.

El impacto de la urbanización
El país se va por los ríos y se colmatan (se sedimentan) en los pantanos. Las islas Canarias orientales, el sureste peninsular y amplias zonas del valle del Ebro son las regiones más afectadas. En todos ha habido enormes transformaciones del territorio en las últimas décadas, mismas que han acelerado la desertificación ya en curso. Laboreo intensivo de los cultivos, aplanamiento de grandes extensiones para situar invernaderos, autopistas, vías férreas y millones de casas lujosas y viviendas, con sus caminos, vialidades, accesos y escombros. Cemento que tapa, ahoga y no deja transpirar, a algo tan valioso, como es el suelo.

"La urbanización y la construcción son las más importantes causas de la destrucción y transformación irreversible del territorio", afirmó Theo Oberhuber, coordinador de "Ecologistas en Acción" y portavoz de las ONG en la reciente "Cumbre de Desertificación de la ONU" que se tuvo el año pasado en Madrid. Aunque lamenta que este aspecto no haya sido incluido en este programa español, reconoce que "esto será mejor que nada, ya que de alguna manera aborda los demás impactos, para atajar la desertificación".

Este programa, propone en primera instancia, la recuperación de la cubierta vegetal y de los cauces de los ríos. Defiende una correcta gestión del matorral mediterráneo o del pastoreo y propone estabilizar las riberas fluviales. El manejo de pastos, el laboreo del suelo, la quema de rastrojos y se contemplan el número de cabezas de ganado que debe tenerse por hectárea. Casi nada queda al azar, salvo lo ya apuntado, más también se olvidan del “compost”.

De las 25 millones de toneladas de residuos urbanos que se generan en España, casi la mitad, son materia orgánica. Pero solamente se producen medio millón de toneladas de “compost” de calidad, frente a los 12 millones potenciales que podrían producirse. Esa materia orgánica, tratada, sí que ayudaría mucho a la recuperación de la cubierta vegetal. El fracaso del sistema de recolección y tratamiento de los residuos, es criticado desde su implantación. Pero la materia orgánica que contienen las “basuras”, se sigue enterrando, como si no sirviera para nada

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