MELBOURNE.- Las autoridades de Melbourne están asustadas por la amenaza de Bernie Ecclestone, el gran patrón de la Fórmula 1: 'O el Gran Premio de Australia se convierte en nocturno o desaparecerá del calendario'.
Este gestor del negocio, pretender seguir dando pasos en la evolución de su deporte-espectáculo. Abre los oídos a ofertas exóticas fuera de Europa, pero con la condición es ajustar los horarios al ritmo europeo, nicho de la inmensa mayoría de los televidentes de las carreras. Ecclestone quiere patrocinadores de todo el planeta, pero sin olvidar el alma occidental de la competición.
"La luz natural de esta ciudad es única. No podemos cambiarla por farolas", dice Steve, natural del estado de Victoria y pendiente ayer de que Lewis Hamilton le firmara un autógrafo.
El sentimiento ecologista australiano es muy fuerte y ya se han disparado las voces contra el gasto energético que supondría iluminar a máxima potencia el circuito de Albert Park para cumplir con los designios de Ecclestone. Pero éste marca la pauta con mano firme. Si la idea le gusta, se la queda, como sucedió con el gran premio urbano de Valencia. Si no, traslada la feria a terrenos más fértiles. Bernie Ecclestone ya ha conseguido que la carrera del domingo se dispute más tarde que el año anterior, para reducir el madrugón europeo, y que en 2008 se retrase tres horas más, convirtiéndola en matutina para los aficionados de Madrid, París o Roma.
La temporada que arranca destila la nueva tendencia impuesta por los organizadores del Mundial. Valencia y Singapur aparecen como dos perlas brillantes, ideales para afianzar la imagen de excelencia de la Fórmula 1 y su querencia a captar fortunas. La primera ofrece una versión de una carrera de Mónaco, pero ultramoderno, crecido en los cimientos de la Copa América -otro evento de gama alta- y con el atractivo de la costa española. En agosto, la carrera buscará atraer a público nacional y miles de turistas extranjeros que disfruten del verano en Marbella, Ibiza o Gerona. Las 112 localidades se pondrán a la venta el próximo 1 de abril, con precios entre 195 y 480 euros. La previsión es que se agotarán en pocos minutos. También los atraques en los el muelles suben sus tarifas cada día.
Los pilotos esperan con desconfianza los detalles del circuito, pero no tendrán más alternativa que aprender a trazar curvas con sabor a sal y a cruzar puentes a 250 kilómetros por hora. Ecclestone manda, y su objetivo es rejuvenecer el producto siempre mirando hacia el lujo.
En Europa, tiemblan clásicos recintos como Silverstone en Inglaterra o Magny Cours, en Francia. Alemania ya perdió una de sus dos citas el pasado año y el Gran Premio de San Marino, en Imola, se cayó de la lista con pocas esperanzas de volver a corto plazo. Como Indianápolis, eliminado en la edición 2008.
El futuro es oriente. Corea del Sur y Nueva Delhi tendrán carreras en 2010, y Abu Dhabi ya el próximo año, asomado al mar, en la paradisiaca isla de Yas, y con posibilidades de ser nocturno. Moscú aguarda su oportunidad, mientras Japón pugna por tener dos pruebas anuales.
El siguiente paso que propugna Flavio Briatore, íntimo colaborador de Ecclestone, en sacudir el reglamento. El magnate italiano propone invertir las parrillas de salida en función de los puestos de clasificación. Que el último del sábado salga el primero el domingo, y viceversa, como ya sucede en la GP2. También sugiere que los grandes premios sean más cortos y que los adelantamientos se incrementen. Cebos para los televidentes, primer reclamo de las grandes marcas publicitarias que patrocinan el Campeonato del Mundo.
Este gestor del negocio, pretender seguir dando pasos en la evolución de su deporte-espectáculo. Abre los oídos a ofertas exóticas fuera de Europa, pero con la condición es ajustar los horarios al ritmo europeo, nicho de la inmensa mayoría de los televidentes de las carreras. Ecclestone quiere patrocinadores de todo el planeta, pero sin olvidar el alma occidental de la competición.
"La luz natural de esta ciudad es única. No podemos cambiarla por farolas", dice Steve, natural del estado de Victoria y pendiente ayer de que Lewis Hamilton le firmara un autógrafo.
El sentimiento ecologista australiano es muy fuerte y ya se han disparado las voces contra el gasto energético que supondría iluminar a máxima potencia el circuito de Albert Park para cumplir con los designios de Ecclestone. Pero éste marca la pauta con mano firme. Si la idea le gusta, se la queda, como sucedió con el gran premio urbano de Valencia. Si no, traslada la feria a terrenos más fértiles. Bernie Ecclestone ya ha conseguido que la carrera del domingo se dispute más tarde que el año anterior, para reducir el madrugón europeo, y que en 2008 se retrase tres horas más, convirtiéndola en matutina para los aficionados de Madrid, París o Roma.
La temporada que arranca destila la nueva tendencia impuesta por los organizadores del Mundial. Valencia y Singapur aparecen como dos perlas brillantes, ideales para afianzar la imagen de excelencia de la Fórmula 1 y su querencia a captar fortunas. La primera ofrece una versión de una carrera de Mónaco, pero ultramoderno, crecido en los cimientos de la Copa América -otro evento de gama alta- y con el atractivo de la costa española. En agosto, la carrera buscará atraer a público nacional y miles de turistas extranjeros que disfruten del verano en Marbella, Ibiza o Gerona. Las 112 localidades se pondrán a la venta el próximo 1 de abril, con precios entre 195 y 480 euros. La previsión es que se agotarán en pocos minutos. También los atraques en los el muelles suben sus tarifas cada día.
Los pilotos esperan con desconfianza los detalles del circuito, pero no tendrán más alternativa que aprender a trazar curvas con sabor a sal y a cruzar puentes a 250 kilómetros por hora. Ecclestone manda, y su objetivo es rejuvenecer el producto siempre mirando hacia el lujo.
En Europa, tiemblan clásicos recintos como Silverstone en Inglaterra o Magny Cours, en Francia. Alemania ya perdió una de sus dos citas el pasado año y el Gran Premio de San Marino, en Imola, se cayó de la lista con pocas esperanzas de volver a corto plazo. Como Indianápolis, eliminado en la edición 2008.
El futuro es oriente. Corea del Sur y Nueva Delhi tendrán carreras en 2010, y Abu Dhabi ya el próximo año, asomado al mar, en la paradisiaca isla de Yas, y con posibilidades de ser nocturno. Moscú aguarda su oportunidad, mientras Japón pugna por tener dos pruebas anuales.
El siguiente paso que propugna Flavio Briatore, íntimo colaborador de Ecclestone, en sacudir el reglamento. El magnate italiano propone invertir las parrillas de salida en función de los puestos de clasificación. Que el último del sábado salga el primero el domingo, y viceversa, como ya sucede en la GP2. También sugiere que los grandes premios sean más cortos y que los adelantamientos se incrementen. Cebos para los televidentes, primer reclamo de las grandes marcas publicitarias que patrocinan el Campeonato del Mundo.
Al fondo quedan los pilotos, expuestos al show. Y más lejos, en el horizonte de Ecclestone, minúsculos, Steve y sus amigos ecologistas de Melbourne.
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