agosto 11, 2008

Ser voluntario en los Juegos, es todo un honor

PEKÍN, China (El Universal).—
Para los 100 mil jóvenes voluntarios, trabajar sin pago durante los Olímpicos es un honor. Y es que para portar su uniforme azul con los cinco aros les tocó competir con muchos, para ser exactos, un millón.
La selección fue dura, había que hablar inglés o algún otro idioma como japonés, francés, español, cualquiera que no fuera mandarín es útil. Tienen horarios de velador mexicano, es decir, trabajan 24 horas y descansan 24. Están por toda la ciudad, en el aeropuerto, en los hoteles, en las plazas y en los estadios.
Si su trabajo es estar parados 12 horas debajo de una sombrilla sobre Jianguamen, una de las avenidas importantes, pues las pasan allí. No se quejan del calor, ni de la humedad. Al contrario, sonríen cada vez que se les pregunta algo.
Total, ya es un premio traer una acreditación, y además con esa, por lo menos conocen las instalaciones olímpicas, privilegio que millones de chinos no tendrán, por lo menos durante los Juegos, pues se han encargado de cerrar todo acceso a quienes no tengan acreditación, por seguridad.
Son hasta envidiados por sus amigos, y cómo no, si además de trabajar duro para estar aquí "tuvieron suerte". A buena parte de los que hablan español, los mandaron a Cuba dos meses a practicar, obvio sólo dicen algunas palabras, pues debe ser tan difícil como si a un mexicano lo mandan dos meses a Pekín.
Los elegidos ya hablaban inglés, no se los enseñaron para estos Juegos, pues por eso se hizo una selección. Pero "a competir" están acostumbrados, eso ha sido toda su vida. Tuvieron que enfrentarse a los mejores estudiantes para entrar a la Universidad y luchan por conseguir un trabajo, entre los chinos más preparados.
Están en una gran competencia, y sin oro, como recompensa.
Que lección hemos aprendido!!!

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