LOS GLACIARES RETROCEDEN CADA AÑO SEIS O SIETE KILÓMETROS
Viaje al deshielo acelerado de Groenlandia
Viaje al deshielo acelerado de Groenlandia
Actualizado domingo 06/07/2008
NARSARSUAQ (GROENLANDIA).- Los inuit (antaño conocidos como esquimales) utilizan más de 50 palabras para definir los distintos estados del hielo y de la nieve. Hay palabras para el hielo que se bebe; la nieve en polvo; el hielo negro que ha estado en contacto con el suelo; el hielo azul, marrón o blanco; el que se utiliza en los iglúes o el transparente que está a punto de fundirse. Pero pronto les va a bastar con media docena de palabras porque su medio se derrite vertiginosamente.
Tan rápidas van las cosas, que cada año se superan las marcas de la fundición de la banquisa del océano Ártico. El año pasado se batió con mucho el registro, con una fundición de las placas de hielo evaluada en 19.000 millones de toneladas más que en 2006. Este año, el deshielo ya es igual que el del año 2007 y dependiendo de lo caluroso del verano, se sabrá si sigue en ascenso la desaparición del polo Norte tal y como lo estudiamos en la escuela.
Lo acelerado del proceso mantiene en continua evaluación a los científicos. El Centro Boulder de EEUU ya ha anunciado que para el verano de 2012 es posible que en verano el mar se quede sin su cubierta helada, algo impensable hace tres años, cuando los expertos consideraban ese escenario para mediados de este siglo.
Recién llegado el verano, la fusión del hielo en Groenlandia es aparatosa. El glaciar Qarusiriq, próximo a Narsarsuaq, se derrite como si fuera mantequilla, según se puede observar desde el helicóptero que nos ha llevado al inmenso lago, plagado de icebergs recién desprendidos. Cada pocos minutos, un crujido enorme desgarra el silencio del valle, lo que hace desviar la mirada hacia el origen del ruido donde enormes masas de hielo caen estrepitosamente. La pasta semihelada que flota sobre el lago glaciar fluye corre montaña abajo hasta ganar el mar.
Si la media de la subida de las temperaturas en la Tierra es de 0,74ºC, en el Ártico es el doble: 1,28ºC. La oscilación térmica por década ha pasado a ser de 0,7ºC en los últimos registros. Y esto, según los testigos de hielo de los últimos 600.000 años, no había ocurrido nunca. Los glaciólogos del Centro Boulder del Hielo y de la Nieve de EEUU han constatado que los glaciares de Groenlandia retroceden cada año seis o siete kilómetros. Es decir ¡10 metros cada día!
Una transformación con graves consecuencias
Tal transformación del medio está causando estragos en Groenlandia. Los osos aparecen en Islandia en primavera llevados por las corrientes en enormes témpanos que se desprenden de Groenlandia; las focas emigran hacia el polo para buscar superficie firme helada donde parir y aparearse; los zorros van detrás de los osos hacia el norte para parasitar la comida que le sobra; los caribús y bueyes azmilcleros se quedan en las zonas septentrionales huyendo de calor y buscando pastos frescos y los inuit no hacen más que correr tras la fauna en su precipitada subida hacia el frío.
Los inuit, un pueblo cazador y pescador, están desconcertados ante esta segunda transformación de su modo de vida. Hace un siglo llegó el hombre blanco con armas de fuego, alcohol y enfermedades, provocando un colapso en sus costumbres; hoy, el hombre blanco les lleva calor convulsionando su medio nuevamente.
La incertidumbre sobre su futuro acapara cualquier debate que pueda surgir en las dos únicas cafeterías de Narsarsuaq. Su paciente forma de enfrentarse a la vida, que para ellos es sólo el presente, les lleva siempre a contestar: "¿Quién sabe?". Da igual que responda la maestra de la escuela de Narsarsuaq (una ciudad con 150 vecinos a los que llega dos veces por semana un vuelo con más de 200 pasajeros), que el capitán de un barco reciclado hacia el transporte de turistas, una actividad cada vez más frecuente y rentable.
Hay tan sólo 150.000 inuits viviendo en los cuatro países con costas árticas: EEUU, Canadá, Rusia y Groenlandia. En ésta isla americana sólo viven 57.000 y hay otros 10.000 residentes, la mayoría daneses, país al que pertenecen administrativamente pese a tener una amplia autonomía. Los groenlandeses tienen un elevado nivel de vida, probablemente el más alto de una comunidad indígena.
Pero el precio es muy alto: se trata del país con el más elevado índice de suicidios y asesinatos, según cuenta Francesc Bailón, sociólogo especializado en esta comunidad. Por eso, ante las cada día mayores tierras libres de hielo, algunos groenlandeses se frotan las manos ante la inminente explotación de sus recursos de gas y petróleo.
Groenlandia tiene unas reservas ya accesibles de 31.000 millones de toneladas. Ocupa ya el puesto 19 en la lista de las regiones petrolíferas más importantes. "No es extraño que algunos vean un maná esto del deshielo", señala Bailón. "Tocarían a mucho dinero cada uno". Más a partir del año próximo, que deciden en referéndum su independencia de la metrópoli.
Pero que a ellos les caiga el dinero abrumadoramente no le viene bien al planeta. El deshielo tiene consecuencias globales de impredecibles consecuencias. Cuando desaparece la superficie blanca, el color azul del mar recibe más radiación, incrementando el calentamiento; los grandes boreales empiezan a declinar; la fauna cambia sus ciclos y migraciones; las costas se erosionan más rápido; la tierra helada (permafrost) se funde y se destruyen las infraestructuras; sube el nivel del mar y la corriente termohalina que domina el clima puede interrumpirse.
"No es una broma. Es para estar preocupados de verdad. El Ártico nos está avisando", asegura Ernesto Rodríguez, Jefe de área de Evaluación y Modelización del Clima, de la Agencia Estatal de meteorología.
Tan inquietante es lo que está ocurriendo, que no hay día que no haya nuevas noticias en los medios sobre el deshielo. La ciudadanía demanda más y más información porque intuye que el Ártico es como el canario que llevaban los mineros al pozo: cuando moría había grisú en la mina y había que salir corriendo.
Numerosas productoras llevan años rodando la realidad en el Ártico. Estos días atrás, coincidiendo con el solsticio de verano -fiesta nacional en Groenlandia-, un par de equipos de televisión grababan con sus cámaras la cálida realidad a 22ºC. Una realidad que durante julio se podrá contrastar en los 23 documentales que Canal Odisea dedica al fenómeno. Si no fuera por el calor, dejarán helado a más de uno.
NARSARSUAQ (GROENLANDIA).- Los inuit (antaño conocidos como esquimales) utilizan más de 50 palabras para definir los distintos estados del hielo y de la nieve. Hay palabras para el hielo que se bebe; la nieve en polvo; el hielo negro que ha estado en contacto con el suelo; el hielo azul, marrón o blanco; el que se utiliza en los iglúes o el transparente que está a punto de fundirse. Pero pronto les va a bastar con media docena de palabras porque su medio se derrite vertiginosamente.
Tan rápidas van las cosas, que cada año se superan las marcas de la fundición de la banquisa del océano Ártico. El año pasado se batió con mucho el registro, con una fundición de las placas de hielo evaluada en 19.000 millones de toneladas más que en 2006. Este año, el deshielo ya es igual que el del año 2007 y dependiendo de lo caluroso del verano, se sabrá si sigue en ascenso la desaparición del polo Norte tal y como lo estudiamos en la escuela.
Lo acelerado del proceso mantiene en continua evaluación a los científicos. El Centro Boulder de EEUU ya ha anunciado que para el verano de 2012 es posible que en verano el mar se quede sin su cubierta helada, algo impensable hace tres años, cuando los expertos consideraban ese escenario para mediados de este siglo.
Recién llegado el verano, la fusión del hielo en Groenlandia es aparatosa. El glaciar Qarusiriq, próximo a Narsarsuaq, se derrite como si fuera mantequilla, según se puede observar desde el helicóptero que nos ha llevado al inmenso lago, plagado de icebergs recién desprendidos. Cada pocos minutos, un crujido enorme desgarra el silencio del valle, lo que hace desviar la mirada hacia el origen del ruido donde enormes masas de hielo caen estrepitosamente. La pasta semihelada que flota sobre el lago glaciar fluye corre montaña abajo hasta ganar el mar.
Si la media de la subida de las temperaturas en la Tierra es de 0,74ºC, en el Ártico es el doble: 1,28ºC. La oscilación térmica por década ha pasado a ser de 0,7ºC en los últimos registros. Y esto, según los testigos de hielo de los últimos 600.000 años, no había ocurrido nunca. Los glaciólogos del Centro Boulder del Hielo y de la Nieve de EEUU han constatado que los glaciares de Groenlandia retroceden cada año seis o siete kilómetros. Es decir ¡10 metros cada día!
Una transformación con graves consecuencias
Tal transformación del medio está causando estragos en Groenlandia. Los osos aparecen en Islandia en primavera llevados por las corrientes en enormes témpanos que se desprenden de Groenlandia; las focas emigran hacia el polo para buscar superficie firme helada donde parir y aparearse; los zorros van detrás de los osos hacia el norte para parasitar la comida que le sobra; los caribús y bueyes azmilcleros se quedan en las zonas septentrionales huyendo de calor y buscando pastos frescos y los inuit no hacen más que correr tras la fauna en su precipitada subida hacia el frío.
Los inuit, un pueblo cazador y pescador, están desconcertados ante esta segunda transformación de su modo de vida. Hace un siglo llegó el hombre blanco con armas de fuego, alcohol y enfermedades, provocando un colapso en sus costumbres; hoy, el hombre blanco les lleva calor convulsionando su medio nuevamente.
La incertidumbre sobre su futuro acapara cualquier debate que pueda surgir en las dos únicas cafeterías de Narsarsuaq. Su paciente forma de enfrentarse a la vida, que para ellos es sólo el presente, les lleva siempre a contestar: "¿Quién sabe?". Da igual que responda la maestra de la escuela de Narsarsuaq (una ciudad con 150 vecinos a los que llega dos veces por semana un vuelo con más de 200 pasajeros), que el capitán de un barco reciclado hacia el transporte de turistas, una actividad cada vez más frecuente y rentable.
Hay tan sólo 150.000 inuits viviendo en los cuatro países con costas árticas: EEUU, Canadá, Rusia y Groenlandia. En ésta isla americana sólo viven 57.000 y hay otros 10.000 residentes, la mayoría daneses, país al que pertenecen administrativamente pese a tener una amplia autonomía. Los groenlandeses tienen un elevado nivel de vida, probablemente el más alto de una comunidad indígena.
Pero el precio es muy alto: se trata del país con el más elevado índice de suicidios y asesinatos, según cuenta Francesc Bailón, sociólogo especializado en esta comunidad. Por eso, ante las cada día mayores tierras libres de hielo, algunos groenlandeses se frotan las manos ante la inminente explotación de sus recursos de gas y petróleo.
Groenlandia tiene unas reservas ya accesibles de 31.000 millones de toneladas. Ocupa ya el puesto 19 en la lista de las regiones petrolíferas más importantes. "No es extraño que algunos vean un maná esto del deshielo", señala Bailón. "Tocarían a mucho dinero cada uno". Más a partir del año próximo, que deciden en referéndum su independencia de la metrópoli.
Pero que a ellos les caiga el dinero abrumadoramente no le viene bien al planeta. El deshielo tiene consecuencias globales de impredecibles consecuencias. Cuando desaparece la superficie blanca, el color azul del mar recibe más radiación, incrementando el calentamiento; los grandes boreales empiezan a declinar; la fauna cambia sus ciclos y migraciones; las costas se erosionan más rápido; la tierra helada (permafrost) se funde y se destruyen las infraestructuras; sube el nivel del mar y la corriente termohalina que domina el clima puede interrumpirse.
"No es una broma. Es para estar preocupados de verdad. El Ártico nos está avisando", asegura Ernesto Rodríguez, Jefe de área de Evaluación y Modelización del Clima, de la Agencia Estatal de meteorología.
Tan inquietante es lo que está ocurriendo, que no hay día que no haya nuevas noticias en los medios sobre el deshielo. La ciudadanía demanda más y más información porque intuye que el Ártico es como el canario que llevaban los mineros al pozo: cuando moría había grisú en la mina y había que salir corriendo.
Numerosas productoras llevan años rodando la realidad en el Ártico. Estos días atrás, coincidiendo con el solsticio de verano -fiesta nacional en Groenlandia-, un par de equipos de televisión grababan con sus cámaras la cálida realidad a 22ºC. Una realidad que durante julio se podrá contrastar en los 23 documentales que Canal Odisea dedica al fenómeno. Si no fuera por el calor, dejarán helado a más de uno.
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