El vino
El vino debe ser parte integral de una dieta equilibrada, aunque deberá consumirse con moderación. En la declaración de la Asociación nacional de médicos españoles, amigos de la vid y del vino, encontramos que nos dicen:
El vino es una fuente de energía y un protector natural contra el frío. El valor energético del vino está vinculado a su contenido de alcohol etílico, así tenemos que un litro de vino, proporciona inmediatamente 700 Kcalorías que son metabolizadas rápidamente por el hígado, y sin producir daños al organismo. Provoca una dilatación periférica en los vasos del sistema circulatorio, la cual se manifiesta en el conocido efecto de calor que sentimos al beberlo.
Es un buen complemento alimenticio y además un excelente acompañante en una dieta equilibrada Contiene casi todas las vitaminas hidrosolubles que necesitamos y además una gran cantidad de hierro. Estimula las células gustativas y favorece la digestión promoviendo la secreción de ácido clorhídrico y pepsina de la mucosa gástrica. Igualmente estimula la producción de bilis en el hígado, facilitando el flujo del circuito intestinal. Ejerce una acción positiva sobre el humor, el carácter y el temperamento de las personas. La vivacidad, la inteligencia y la genialidad de los pueblos mediterráneos, altos consumidores de vino, desde tiempos inmemoriales, dan buena prueba de ello.
Tiene poder antimicrobiano y bactericida (especialmente en los tintos) ya que sus taninos, y especialmente el ácido málico, tienen una evidente y comprobada acción germicida frente los enterobacilos patógenos tales como la Escherichia coli y las salmoneras.
Es un saludable agente metabólico. Ejerce una acción favorable sobre el metabolismo del colesterol y de la glucosa reduciendo la acción hipoglucémica de los alimentos y facilitando el almacenamiento de glucógeno en el hígado. Reduce el nivel de colesterol en la sangre incrementando la síntesis de las lipoproteínas de alta densidad substancias destinadas a su eliminación del organismo, así como tiene una firme acción diurética que facilita la labor del corazón.
Los vinos de régimen
Son aquellos que por su constitución físico-química, y por sus propias características, sirven para integrar dietas equilibradas. Además de sus características energéticas o excitantes, que satisfacen a una amplia variedad de gustos, permiten que sus elementos bioquímicamente activos se integren fácilmente a las necesidades del organismo.
Ha existido un extendido e infundado prejuicio del vino con relación a la dietética De acuerdo a las investigaciones científicas recientes, se ha comprobado que los vinos de régimen, son un factor de gran ayuda a determinados estados fisiológicos de enfermedades y patologías, así como un valioso soporte a las dietas saludables.
Tenemos que en general que los vinos tienen una acción hipotensiva y cardiotónica, o sea son reguladores de la tensión sanguínea, aunque los vinos espumosos, tales como el champagne o el cava, tienen una acción hiperensiva favorable a las personas hipotensas, acelerando los latidos de su corazón, además tienen propiedades para expulsar secreciones bronquiales por sus contenidos de terpineol y geraniol..
Recomendaciones de consumo, según Garino-Canina y De Benedetti, quienes han hecho la siguiente clasificación
Tipo A : blanco seco
Tipo B : rosado o clarete
Tipo C : tinto común de mesa
Tipo D : tinto superior envejecido
Tipo E : espumoso gasificado (de aguja y semifermentado)
Tipo F : espumoso aromático (tipo champagne, cava, etc.)
Tipo G : vino generoso (rico en alcohol).
Enfermedades
Anemias, tipo A, D.
Colitis con diarrea, tipo C.
Colitis con estreñimiento, tipo B.
Convalecencias, tipo B, D, G.
Enfermedades debilitadoras con hiponutrición, tipo A, D.
Enfermedades del corazón, tipo B, D E, F.
Enfermedades del estómago con hiperclorhidria, tipo C, D.
Enfermedades del hígado, tipo B.
Enfermedades del recambio, tipo A, B.
Enfermedades febriles agudas, tipo E, F.
Hipertensión arterial, tipo B, E.
Neurosis con agitación, tipo B, C.
Neurosis depresiva, tipo B, E.
Obesidad, tipo C.
El vino debe ser parte integral de una dieta equilibrada, aunque deberá consumirse con moderación. En la declaración de la Asociación nacional de médicos españoles, amigos de la vid y del vino, encontramos que nos dicen:
El vino es una fuente de energía y un protector natural contra el frío. El valor energético del vino está vinculado a su contenido de alcohol etílico, así tenemos que un litro de vino, proporciona inmediatamente 700 Kcalorías que son metabolizadas rápidamente por el hígado, y sin producir daños al organismo. Provoca una dilatación periférica en los vasos del sistema circulatorio, la cual se manifiesta en el conocido efecto de calor que sentimos al beberlo.
Es un buen complemento alimenticio y además un excelente acompañante en una dieta equilibrada Contiene casi todas las vitaminas hidrosolubles que necesitamos y además una gran cantidad de hierro. Estimula las células gustativas y favorece la digestión promoviendo la secreción de ácido clorhídrico y pepsina de la mucosa gástrica. Igualmente estimula la producción de bilis en el hígado, facilitando el flujo del circuito intestinal. Ejerce una acción positiva sobre el humor, el carácter y el temperamento de las personas. La vivacidad, la inteligencia y la genialidad de los pueblos mediterráneos, altos consumidores de vino, desde tiempos inmemoriales, dan buena prueba de ello.
Tiene poder antimicrobiano y bactericida (especialmente en los tintos) ya que sus taninos, y especialmente el ácido málico, tienen una evidente y comprobada acción germicida frente los enterobacilos patógenos tales como la Escherichia coli y las salmoneras.
Es un saludable agente metabólico. Ejerce una acción favorable sobre el metabolismo del colesterol y de la glucosa reduciendo la acción hipoglucémica de los alimentos y facilitando el almacenamiento de glucógeno en el hígado. Reduce el nivel de colesterol en la sangre incrementando la síntesis de las lipoproteínas de alta densidad substancias destinadas a su eliminación del organismo, así como tiene una firme acción diurética que facilita la labor del corazón.
Los vinos de régimen
Son aquellos que por su constitución físico-química, y por sus propias características, sirven para integrar dietas equilibradas. Además de sus características energéticas o excitantes, que satisfacen a una amplia variedad de gustos, permiten que sus elementos bioquímicamente activos se integren fácilmente a las necesidades del organismo.
Ha existido un extendido e infundado prejuicio del vino con relación a la dietética De acuerdo a las investigaciones científicas recientes, se ha comprobado que los vinos de régimen, son un factor de gran ayuda a determinados estados fisiológicos de enfermedades y patologías, así como un valioso soporte a las dietas saludables.
Tenemos que en general que los vinos tienen una acción hipotensiva y cardiotónica, o sea son reguladores de la tensión sanguínea, aunque los vinos espumosos, tales como el champagne o el cava, tienen una acción hiperensiva favorable a las personas hipotensas, acelerando los latidos de su corazón, además tienen propiedades para expulsar secreciones bronquiales por sus contenidos de terpineol y geraniol..
Recomendaciones de consumo, según Garino-Canina y De Benedetti, quienes han hecho la siguiente clasificación
Tipo A : blanco seco
Tipo B : rosado o clarete
Tipo C : tinto común de mesa
Tipo D : tinto superior envejecido
Tipo E : espumoso gasificado (de aguja y semifermentado)
Tipo F : espumoso aromático (tipo champagne, cava, etc.)
Tipo G : vino generoso (rico en alcohol).
Enfermedades
Anemias, tipo A, D.
Colitis con diarrea, tipo C.
Colitis con estreñimiento, tipo B.
Convalecencias, tipo B, D, G.
Enfermedades debilitadoras con hiponutrición, tipo A, D.
Enfermedades del corazón, tipo B, D E, F.
Enfermedades del estómago con hiperclorhidria, tipo C, D.
Enfermedades del hígado, tipo B.
Enfermedades del recambio, tipo A, B.
Enfermedades febriles agudas, tipo E, F.
Hipertensión arterial, tipo B, E.
Neurosis con agitación, tipo B, C.
Neurosis depresiva, tipo B, E.
Obesidad, tipo C.
Dosis: Una o dos copas (de 150 ml) por día o sea 300 ml máximo.